Las narraciones mitológicas empezaron a dejar de servir como modelo explicativo, ya que dependía de la voluntad de los dioses, por lo que eran imprevisibles, arbitrario y contingentes, es decir, que puede suceder o no, y es imposible conocer las regularidades. Se tenía una arraigada idea del destino, la creencia en una potencia misteriosa que regía el universo y que dominaba incluso a los dioses. Poco a poco se da paso a la idea de necesidad, la convicción de que las cosas suceden cuando y como tienen que suceder y se pueden predecir. Así surge la explicación racional e inmanente. La razón humana se pregunta por la esencia y las causas de las cosas. El saber racional permite explicar un fenómeno por medio de otro, lo que se denomina método. Una explicación pre-racional no proporciona ningún modo de llegar desde un fenómeno natural a otro sobrenatural, ya que es una explicación arbitraria.
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